La Asociación para una Ciudadanía Participativa, ACI PARTICIPA, en esta fecha de tan triste recordatorio, celebra la vida de lucha y sacrificio de la mujer más representativa en la defensa y reivindicación de los derechos humanos de las mujeres campesinas hondureñas. Su compromiso con la causa del movimiento campesino, la condujo hasta la clandestinidad y el exilio para poder salvar su vida en los oscuros años 80, cuando en el marco de la Doctrina de Seguridad Nacional, la DNI, el G-2 y el 3.16, asesinaban a los liderazgos jóvenes que opinaban sobre la crítica situación económica y social y la ocupación norteamericana en el país.
El 27 de agosto de 2014 mientras cultivaba una parcela de tierra de la Empresa Asociativa Campesina de El Planón, municipio de Villanueva en el Departamento de Cortés, fue asesinada la incansable lideresa campesina Margarita Murillo. Ella era la presidenta de la base campesina de 23 familias, que había tomado posesión de dichas parcelas tierras nacionales desde hacía 7 años y que al momento de su muerte estaban en proceso de legalización.
Margarita semanas antes había denunciado públicamente amenazas contra su vida, razón por la cual la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH, había solicitado al gobierno de Honduras información al respecto y protección especial para salvaguardar su vida. El gobierno hondureño ignoró su responsabilidad como garante de la vida de la connotada dirigente campesina y defensora de los derechos humanos, irresponsabilidad que dio como resultado su asesinato.
Margarita nació en 1958 en la aldea de Chalmeca en el departamento de Copán y desde niña se incorporó a la lucha como promotora de las Escuelas Radiofónicas promovidas por la Iglesia Católica y en la organización de los Clubes de Amas de Casa. Todavía era una niña cuando participó en la gran Marcha del Hambre de campesinos/as que en 1975 pretendía llegar a la capital para exigir la entrega de tierras al gobernante militar de turno. Ella con toda su juventud, fue miembra fundadora del Frente de Unidad Nacional Campesino (FUNACAM), y de la Central Nacional de Trabajadores del Campo, CNTC, en la que ocupó cargos directivos a nivel nacional
Su compromiso en la lucha por los derechos agrarios la hizo víctima de la persecución por parte de los terratenientes y el Estado de Honduras. En 1987 fue brutalmente torturada frente a sus hijos, luego secuestrada, y violada, permaneciendo desaparecida durante 27 días luego de los cuales fue presentada por la policía acusándola de terrorista. Estas terribles vivencias que la dejaron por un tiempo en silla de ruedas, con lesiones en su columna y fracturas diversas, nunca doblegaron su espíritu de lucha y su sueño de construir un mejor país, gobernado por hombres y mujeres capaces y honestas y no por delincuentes.
El asesinato de Margarita Murillo es uno de los primeros crímenes contra defensoras y defensores de los derechos humanos, en la larga lista de los que tiene responsabilidad el actual gobierno. La responsabilidad del gobernante crece en la medida en se mantiene la impunidad de los autores materiales e intelectuales del crimen. Ni siquiera el asesinato en San pedro Sula de las dos fiscales que llevaban el caso en el 2015, motivó al gobernante a exigir a las instituciones bajo su cargo, resultados que condujeran a resolver el crimen.
A seis años de su vil asesinato, ACI PARTICIPA le recuerda por este medio al gobernante hondureño, que tiene una deuda con la familia de Margarita Murillo y con el movimiento campesino hondureño, la que debe pagar mediante el descubrimiento de la verdad y el juzgamiento y castigo de los culpables de su crimen
Tegucigalpa, MDC, 27 de agosto de 2020.
Asociación para una Ciudadanía Participativa, ACI PARTICIPA
